El retrato de Jesús de la Misericordia fue pintado por la monja polaca
Maria Faustina Kowalska, quien se inspiró en una visión que tuvo de
Jesucristo en 1931.
Helena Kowalska nació el 25 de agosto de 1905 en
Glogoviec, una aldea cerca de Lodz en Polonia. Su familia era muy devota
y recibió una educación católica muy estricta. A los 20 años ingresó a
la congregación de las Hermanas de la Virgen de la Misericordia, donde
recibió el nombre religioso de Maria Faustina Kowalska. Poco después de
su ordenación, enfermó de tuberculosis y hasta su muerte en 1938 tuvo
que soportar muchos dolores. Fue una monja muy fiel a la Iglesia, llena
de amor al prójimo y sin duda una de las místicas más importantes de la
época moderna. Debido al retrato que hizo de Cristo y a muchas otras
acciones maravillosas que realizó en su vida, Sor Faustina fue
beatificada en 1993 y canonizada en 2000.
Durante la aparición que
tuvo Sor Faustina Jesús llevaba una túnica blanquísima, su mano derecha
estaba levantada en señal de bendición y su mano izquierda señalaba
hacia su pecho. En el lugar hacia donde señalaba, la tela de su túnica
estaba entreabierta y de allí salían dos rayos potentes, uno rojo y el
otro blanco.
Jesús le dijo a la hermana: “Pinta un retrato mío así
como me ves, escribe debajo ‘Jesús, tengo confianza en ti’ y
distribúyelo por todo el mundo para que puedan venerarme.” Los rayos que
ves son el símbolo de mi misericordia y recuerdan la valiosa sangre y
el agua que brotaron de mi costado cuando la lanza lo atravesó el día
que sacrifiqué mi vida en la cruz en el monte Calvario. La luz blanca
simboliza el agua, porque limpia las almas, y la luz roja simboliza la
sangre, porque les da la vida eterna”.
Con ese simbolismo Jesús nos
da a entender que su misericordia no conoce límites y que ama a todos
los seres humanos, así como son. Lo más importante es que los seres
humanos confíen en su misericordia. Jesús desea ser amado honestamente,
porque perdona todos los defectos y acepta todas las faltas.
Y Jesús
añadió: “Quiero encontrar mi retrato en todos los hogares porque les
traerá una gran bendición. Regala mi retrato a todas las personas que
encuentres, tanto a conocidos como a desconocidos, porque les dará
alivio espiritual. Sólo yo puedo hacer dichosos a los seres humanos y
salvarlos”.
Sor Faustina relató todas sus visiones en diarios
personales a instancias de su director espiritual, el padre Michal
Sopoćko. Posteriormente, siguiendo la voluntad de Jesús y gracias a la
intermediación de Sor Faustina, el Papa Juan Pablo II implantó el
“Domingo de la Misericordia”, que se celebra el primer domingo después
de Pascua. Jesús le prometió a Sor Faustina que perdonaría los pecados y
condonaría las correspondientes penas a todos aquéllos que ese día se
confesasen y recibiesen la Sagrada Comunión.
La devoción a Jesús de
la Misericordia se practica en muchos países del mundo y ningún otro
retrato religioso tiene tanta divulgación.